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Cuando la presión viene de adentro: la agitación del amamantamiento

Hace algunos días, conversando con mamás de un grupo de apoyo a la lactancia que ayudo a coordinar (The Milk Diary, en inglés), salió el tema de algo que nos pasa a muchas, sobre todo a quienes continuamos dando el pecho después del año, o de los 2 años, o embarazadas, o en tándem: la agitación del amamantamiento.

 

¿Qué es y a quién le pasa? Se trata de sentimientos negativos o de rechazo en torno a la continuación de la lactancia. Como mencionaba antes, es muy común en embarazadas que siguen dando pecho a otro niñ@ (se da en más de un tercio de las mujeres que amamantan durante el embarazo), a quienes dan lactancia en tándem (a dos herman@s  de diferente edad, por ejemplo), pero otras veces no tiene que ver con estos casos y nos puede pasar a cualquiera, sobre todo al pasar el año de lactancia.

 

Uno pensaría que llevando tanto tiempo de lactancia, no habría ya ninguna molestia y amamantar sería simplemente un pan de cada día. Pues no, no tanto… Sin embargo, todas las que estamos contentas con nuestra lactancia, hablamos maravillas del vínculo, de lo hermoso que es, de la cercanía, del mejor alimento, de la inmunización, y de lo perfecto de nuestros cuerpos. Muy pocas nos atrevemos a comentar que a veces hay días negativos, y que van mucho más allá de obstáculos físicos como una perla de leche, una grieta o 

una mastitis, o de críticas por parte del entorno cercano y no tanto. Y ¿por qué no nos animamos? Porque estos sentimientos provienen de nosotras mismas, sí, nosotras las orgullosas “mamás que dan la teta”, también tenemos días malos y sentimos mucha culpa. Porque estos sentimientos, vienen, se van y vuelven de manera recurrente, y nos atormentan, nos confunden. ¿Cómo puede ser que rechacemos esto tan lindo que estamos haciendo? ¿Cómo podemos estar sintiendo esto tan feo?

¿Cómo se manifiesta? La agitación de la lactancia puede manifestarse de muy variadas maneras para cada mujer. Podemos sentir malestar emocional o incluso físico, angustia, ansiedad, irritación o dolor en los pezones, mal humor e irritabilidad hacia otras personas, sentimientos similares a la claustrofobia, repulsión… Para mí, se trata de una sensación de vértigo, una necesidad imperiosa de salir corriendo, de gritar y llorar, de hacer que mi hija me suelte, que no succione, ni toque, ni roce mis pechos, una necesidad física de detener ahí la lactancia y destetar. He llegado a decirle a mi marido “no puedo más! Necesito que me suelte!”, más de una vez… He sufrido de insomnio debido a esto, he llegado a llorar, varias veces, mientras le decía a mi hija que por favor me dejara un ratito, que sólo necesitaba descansar un ratito y le volvía a dar el pecho… Son para mí momentos de desesperación y angustia, de ambigüedad entre lo que quiero y lo que siento. Siento a mi cuerpo pidiendo tregua, pidiendo volver a ser el que era. Pero a la vez, no quiero destetar a mi hija. Y después llega la culpa espantosa por haber tenido esos sentimientos, por haber apartado a mi hija ¡cuando sólo me pedía teta, lo que siempre le di!

 

Posibles causas. Al parecer, teniendo en cuenta los momentos en que nos sucede a la mayoría de las mujeres, las hormonas tienen algo que ver. Los cambios que se producen durante un embarazo, posparto o la recuperación del ciclo menstrual, incluso los altibajos de la ovulación y menstruación, podrían explicar en parte esto que muchas sentimos. A muchas nos sucede durante las tomas de la noche, o al darle el pecho para dormir cuando esta es la única manera en la que se duermen. También hay mamás que dicen que lo sienten más cuando están bajo estrés, con pocas horas de sueño, falta de mejor alimentación o hidratación, anemia, o extremadamente cansadas.

 

Algunos testimonios reales, de mamás reales:

 

"Me sentía mal porque no sabía qué me pasaba, y sentirme incómoda dando teta me generaba mucha culpa. Hasta que en un grupo una mamá contó lo mismo que me estaba pasando a mí y muchas contaron aliviadas que a ellas también les pasaba, y una de ellas explicó de qué se trataba. ¡Y fue un alivio enorme!"

 

"A partir de los dos años, más o menos, empezó a molestarme... Yo ya estaba como cansada de darle teta. Además ella nunca jamás se dormía de ninguna otra manera que no sea con teta, y eso me pesaba."

 

"Sentí culpa. Culpa cuando me pasaba la noche en vela con la teta afuera y la espalda dura y me enojaba con él, como si tuviera la culpa. Culpa por querer destetarlo, con dos años..."

 

¿Qué podemos hacer?

 

  • Ante todo, creo que es sumamente importante HABLAR de lo que nos pasa y conseguir APOYO. Encontrar personas que puedan apoyarnos y confortarnos (pareja, familia, amistades), encontrar otras mamás que hayan pasado por lo mismo, una tribu, un grupo de apoyo a la lactancia en el que estemos cómodas… Reconocer nuestros sentimientos, validarlos y aceptarlos, saber que vienen de nuestro cuerpo y no de nuestra mente. Sin culparnos por sentirlos. Saber que no somos las únicas a las que les pasa esto, y que no somos monstruos…

 

“No sabemos muy bien las razones por las que aparece el sentimiento de  rechazo, pero se cree que quizá se sustentan en la necesidad inconsciente de acelerar el crecimiento de nuestros bebés. De la misma manera que las hembras de los pájaros animan a sus polluelos a salir del nido, nosotras en un determinado punto de lactancia necesitamos que se hagan mayores.

Cuando la madre se queda en estado y tiene otro bebé sus hormonas (en especial la oxitocina) la llevan a volcarse y proteger la cría más indefensa. Y todo el sentido que tiene esta explicación, si lo pensamos fríamente, lo pierde en el momento que esos sentimientos nos inundan. No podemos controlar esos sentimientos y son tan sorprendentes y desagradables que lo inundan todo.” (1)

 

  • Descansar, alimentarse bien, hidratarse correctamente y realizar algún tipo de ejercicio (físico o de meditación), son elementos esenciales a tener en cuenta. Ya lo sé, la vida de una mamá es difícil, el tiempo es oro… pero lo que esté a nuestro alcance estará bien, es para estar mejor.
     

  • Con nuestro hij@ podemos optar por reducir ciertas tomas durante el día, proponerle hacer otra actividad (salir a pasear, jugar con algo divertido juntos) o estar pegaditos de otro modo (brazos, caricias, arrorró, etc en lugar de la teta), proponerle que lo duerma papá alguna vez, a modo de novedad. Si realmente no queremos intervenir de esta manera, podemos optar por llenarnos de paciencia y esperar que estas breves tormentas pasen (para algunas no serán tan breves, las mías duran apenas uno  o dos días y no se repiten demasiado). En el más extremo de los casos, si el rechazo es profundo y nuestra angustia demasiada, puede que lleguemos a la conclusión de que es el momento de destetar, siempre de manera respetuosa y gradual que es lo mejor para ambos. No está mal y no deberíamos sentirnos culpables, ya que amamantar es una relación de dos y tanto mamá como bebé deben estar cómodos en esa relación. 

 

  • Contarle a nuestro hij@ lo que nos pasa. Nos entienden más, mucho más de lo que creemos. Yo hablo mucho con mi hija, le explico lo que me pasa, le digo que estoy cansada, que las tetas están cansadas o doloridas, que si descanso un rato después me puede volver a pedir, o que si quiere puedo abrazarla o cantarle un rato, o si la noto aburrida que podemos jugar a tal o cual cosa… que no es necesario que me pida la teta para estar conmigo u obtener mi atención, que no tenga miedo que no la voy a dejar nunca solita. Otras veces me doy cuenta que su prendida cambió y me hace doler (si está cansada o aburrida), entonces le explico que así me duele, que por favor no muerda o abra más la boca antes de tomar el pecho. Cuando estas crisis me suceden de noche y ella está muy dormida, no suelo explicar porque no entiende. Ahí inspiro hondo, o lloro un poco para descargar, e intento ponerme cómoda y pensar en nuestros mejores momentos de la lactancia, las fotos que más me gustan, su carita cuando me mira, la dulzura con la que a veces viene a pedirme mamar. Pensar en el porqué no quiero destetarla y por qué quiero seguir me ayuda a recobrar fuerza y paciencia para lograrlo. 

 

Sea cual fuere tu elección de transitar estos momentos, intenta pedir ayuda, acércate a otras mamás. No estás sola, a muchas más nos pasa lo mismo… Todas necesitamos que nos escuchen y nos comprendan. 

 

 

Nota:

 

(1) Alba Padró Arocas en http://www.espaciolactancia.com/posts/agitacion-por-amamantamiento 

 

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