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Colecho: ¿Sí, No, a veces?

Por Dr. William Sears

 

El Dr. Bill Sears es un reconocido pediatra norteamericano, escritor de más de 30 libros sobre crianza, y quien acuñó el término “crianza con apego” (“attachment parenting”, en inglés) basándose en la teoría del apego, del campo de psicología del desarrollo. William y su mujer, Martha, junto con algunos de sus hijos, son actualmente los mayores exponentes de la filosofía de la crianza con apego.

     Nuestros tres primeros bebés eran fáciles al dormir. No sentimos ninguna necesidad o deseo de que compartieran nuestra cama. Además, yo era un nuevo miembro dentro de la profesión médica, cuya política era que dormir con los bebés era algo extraño e incluso peligroso. Entonces llegó nuestro cuarto hijo, Hayden, en 1978, cuyo nacimiento cambió nuestras vidas y nuestras actitudes sobre el sueño. Si no fuera por Hayden, muchos de nuestros libros nunca podrían haber sido escritos. Hayden odiaba a su cuna. Finalmente, una noche, de puro agotamiento mi esposa, Martha, trajo a Hayden a nuestra cama. Desde esa noche todos dormimos mejor. Dormimos tan felices juntos que lo hicimos durante cuatro años, ¡hasta que nació el siguiente bebé!

     Poco después de aventurarnos en esta "audaz" disposición para dormir, consulté libros infantiles para obtener consejo. ¡Gran error! Todos ellos predicaban el mismo viejo tema hasta el cansancio: No lleve al bebé a su cama. Martha dijo: "¡No me importa lo que digan los libros, estoy cansada y necesito dormir un poco!" Al principio tuvimos que superar todas esas preocupaciones y advertencias sobre la manipulación y la fatal dependencia nocturna. Probablemente usted ya está familiarizado con la larga letanía de razonamientos del tipo "Te vas a arrepentir". Bueno, nosotros no nos arrepentimos, somos felices. Hayden abrió un nuevo y maravilloso mundo nocturno para nosotros, y que ahora queremos compartir con ustedes.

     Dormir con Hayden abrió nuestros corazones y mentes al hecho de que hay muchos estilos de crianza con respecto a la noche, y los padres tienen que ser sensatos y utilizar cualquier método o disposición que permita a todos los miembros de la familia tener mejores noches de sueño. Durante los siguientes dieciséis años dormimos con cuatro hijos más (uno a la vez). Si bien es bueno tener ahora la cama para nosotros solos, contamos con esos recuerdos especiales de conexión durante aquellas noches.

No es una costumbre inusual

     Al principio pensamos que estábamos haciendo algo inusual, pero pronto nos dimos cuenta de que muchos otros padres/madres también dormían con sus bebés. Simplemente no le comentaban a sus médicos o suegros al respecto. En situaciones sociales, cuando el tema del sueño llegaba, admitíamos que dormimos con nuestros bebés. Otros padres/madres, en secreto, "confesaban" que lo hacían también. ¿Por qué deben los padres/madres mantener tanto secreto sobre esta práctica de crianza nocturna y sienten que están haciendo algo extraño? La mayoría de los padres/madres alrededor de todo el mundo duermen con sus bebés. ¿Por qué es esta hermosa costumbre algo tabú en nuestra sociedad? ¿Cómo podía ser una cultura tan educada en otras cosas, y sin embargo estar tan mal informada en los estilos de crianza de los hijos/as?

Cómo hay que llamarlo

     Hay varios modos de llamar al dormir con tu bebé: El término "cama familiar", aunque es atractivo para muchos, es una contrariedad para los padres/madres que se imaginan un montón de niños/as metidos en una pequeña cama con papá y el perro de la familia, precariamente colgando del borde del colchón. "Colecho" suena más a lo que hacen los adultos. "Compartir la cama" es el término que se utiliza con frecuencia en los escritos médicos. Yo prefiero el término "compartir el sueño" porque, como usted verá, un bebé comparte algo más que espacio de la cama. Un bebé y su madre durmiendo uno al lado del otro comparten muchas interacciones que son seguras y saludables.

Un modo de pensar, más que un lugar para dormir

     Compartir el sueño implica algo más que una decisión acerca de donde duerme su bebé. Es un modo de pensar, uno en el que los padres/madres son lo suficientemente flexibles para cambiar el modo de crianza nocturno cuando las circunstancias cambian. Cada familia atraviesa situaciones de “malabarismo” nocturno en diferentes etapas del desarrollo de los niños/as. Compartir el sueño refleja una actitud de aceptación de su bebé como una persona pequeña con grandes necesidades. Su bebé confía en que ustedes, sus padres, estarán permanentemente disponibles durante la noche, del mismo modo que lo están durante el día. Compartir el sueño, en nuestra cultura, también requiere que ustedes confíen en su intuición acerca de la crianza particular de su bebé, en lugar de aceptar incuestionablemente las normas generalizadas de la sociedad estadounidense. Aceptar y respetar las necesidades de su bebé puede ayudarles a reconocer que no están echando a perder a su bebé ni dejando que él/ella los manipule cuando le dan la bienvenida en su cama.

De lo que me di cuenta

     En los primeros años en que dormimos con nuestros bebés, observé al par que compartía el sueño situado a mi lado. Realmente empecé a pensar que se produce una conexión especial entre ambos y que tiene que ser bueno para el bebé. ¿Serían las ondas cerebrales, el movimiento, o acaso algo misterioso en el aire, aquello que se da entre dos personas durante el contacto nocturno? No podía evitar sentir que había algo bueno y saludable en este arreglo. En concreto, me di cuenta de estas conexiones especiales:

  • Martha y el bebé naturalmente dormían de lado, enfrentados vientre a vientre. Aunque empezaran a cierta distancia, el bebé naturalmente gravitaba hacia Martha, las cabezas frente a frente, como “a un aliento de distancia”. La mayoría de las madres que he entrevistado y que compartían el sueño con sus bebés pasan la mayor parte de la noche durmiendo naturalmente boca arriba o de lado (al igual que sus bebés), posiciones que dan a la madre y al bebé un acceso al otro más fácil para la lactancia. Otros investigadores han informado recientemente de la prevalencia de la posición cara a cara durante el sueño compartido (Mosko y McKenna 1994). Cuando me di cuenta de esta posición cara a cara, casi nariz con nariz, me pregunté si los gases respiratorios de la nariz de la madre podrían afectar la respiración del bebé, y si habría alguna evidencia experimental para apoyar esto. ¿Podría haber sensores en la nariz de un bebé que detectaran el aliento de la madre, y por lo cual ella estaría actuando como un marcapasos o estímulo de respiración? Los investigadores han descubierto que el revestimiento de la nariz es rico en receptores que pueden afectar la respiración, aunque su función exacta es desconocida (Widdicombe, 81). Tal vez la respiración y/o el olor de la madre estimula algunos de estos receptores, y por lo tanto afecta a la respiración del bebé. Uno de los principales gases en el aliento exhalado es el dióxido de carbono, que actúa como un estimulante respiratorio. Los investigadores han medido recientemente el aire exhalado que salía de la nariz de una madre mientras dormía con su bebé. Ellos confirmaron esta lógica sospecha, que cuanto más cerca esté el bebé de la nariz de la madre, mayor es la concentración de dióxido de carbono del aire exhalado, y que la concentración de dióxido de carbono entre el par que duerme cara a cara es posiblemente la cantidad justa para estimular la respiración (Mosko 1994).

 

  • Mientras miraba a la pareja que dormía, me intrigaba la armonía en su respiración. Cuando Martha respiraba hondo, el bebé respiraba hondo. Cuando cubría a nuestros pequeños bebés en contacto piel-a-piel sobre mi pecho, me di cuenta de que su respiración se sincronizaba con la subida y bajada de mi pecho.

 

  • El par que comparte el sueño, a menudo pero no siempre, está en un sueño armónico uno con el otro. Martha solía entrar en un estado de sueño liviano unos segundos antes que nuestros bebés. Entonces gravitaban uno hacia el otro, y Marta, por algún sensor interno, se volvía hacia el bebé y lo amamantaba o tocaba, y la pareja volvía tranquilamente a dormir, a menudo sin que ninguno de los miembros se despertara. Además, parecía haber excitación simultánea de vez en cuando. Cuando Marta o el bebé se agitaban, el otro también se movía. Después de pasar horas viendo a los bellos durmientes, estaba seguro de que cada miembro del par que compartía el sueño afectaba los patrones de sueño del otro, sin embargo, sólo podía especular sobre cómo. Quizás estos despertares mutuos permiten a la madre y al bebé "practicar" el despertar en respuesta a algún evento que amenace la vida (Si el SMSL es un defecto en la excitabilidad del sueño, tal vez esta práctica ayudaría a que la excitabilidad del sueño del bebé madure).

 

  • Después, también observé un movimiento tipo “estiro y toco”. El bebé extendía un brazo, tocaba a Martha, hacía una respiración profunda y se volvía a quedar tranquilo.

 

  • Me quedé sorprendido por la cantidad de interacción que había entre Martha y nuestros bebés cuando compartían el sueño. Uno se movía y el otro se movía. Martha, incluso sin despertarse, extendía la mano y tocaba al bebé que se movía un poco en respuesta a su contacto. Normalmente ella se semi-despertaba para ver al bebé, acomodar las sábanas, y luego volvía a dormirse fácilmente. Parecía que tanto el bebé como la madre pasaban mucho tiempo durante la noche controlando la presencia del otro. No echo de menos las horas de sueño que he dado para estudiar esta relación fascinante.

     Nuestro hijo, el Dr. Jim, un ávido marino, ofrece el punto de vista de un padre en cuanto a la sensibilidad sobre compartir el sueño: "La gente a menudo me pregunta cómo un marino consigue conciliar el sueño cuando navega solo en el océano. Mientras duerme, el navegante solitario pone el barco en el piloto automático porque el marino está tan en sintonía con su barco, que si el viento cambia de manera que algo pueda estar mal, el marinero se despierta".

 

     En esencia, la pareja que compartía su sueño parecía disfrutar de una conciencia mutua, sin perturbaciones mutuas.

NUESTROS EXPERIMENTOS

     En 1992 colocamos equipos en nuestro dormitorio para estudiar la respiración de Lauren, de ocho semanas de edad, mientras dormía en dos modalidades diferentes. Una noche, Lauren y Martha dormían juntas en la misma cama, como estaban acostumbradas a hacer. La siguiente noche, Lauren dormía sola en la cama y Marta dormía en la habitación contigua. Lauren estaba conectada a un equipo que grababa su electrocardiograma, sus movimientos respiratorios, el flujo de aire por la nariz, y su nivel de oxígeno en la sangre. La instrumentación era rápida y no parecía molestar su sueño. Martha amamantaba a Lauren hasta que se dormía en ambas modalidades y respondía con afecto a sus necesidades durante la noche. Un técnico y yo observamos y registramos la información. Los datos fueron analizados por computadora e interpretados por un neumólogo pediátrico que era "ciego" a la situación, es decir que no sabía si los datos que tenía en estudio procedían de la modalidad de sueño compartido o sueño en solitario.

 

    Nuestro estudio reveló que Lauren respiraba mejor cuando dormía junto a Martha que al dormir sola. Su respiración y su ritmo cardíaco eran más regulares durante el sueño compartido, y había menos "dips", los puntos bajos de respiración y oxígeno en la sangre, proveniente de los episodios de parada respiratoria. En la noche en que Lauren durmió con Martha, no hubo bajadas del oxígeno en la sangre. En la noche en que Lauren durmió sola, hubo 132 bajadas. Los resultados fueron similares en un segundo niño, cuyos padres generosamente nos permitieron el paso a su dormitorio. Estudiamos a Lauren y al otro lactante de nuevo a los cinco meses. Como era de esperarse, las diferencias fisiológicas entre el sueño compartido y el sueño en solitario fueron menos pronunciadas a los cinco meses que a los dos meses. 

 

    En 1993 fui invitado a presentar nuestra investigación sobre el sueño compartido a la 11ª Conferencia Internacional de la Apnea Infantil, ya que este fue el primer estudio de sueño compartido realizado en entorno doméstico natural (Sears, 1993). Ciertamente, nuestros estudios no resistirían el escrutinio científico, sobre todo porque sólo estudiamos dos bebés. Tampoco era esa nuestra meta, sería presuntuoso sacar conclusiones generales de los estudios que se han hecho en sólo dos bebés. Pensábamos en esto sólo como un estudio piloto. Pero hemos aprendido que con la disponibilidad de nueva microtecnología y de monitoreo en el hogar, no intrusivo, mi creencia acerca de los efectos protectores de compartir el sueño era una hipótesis comprobable. Tenía la esperanza de que este estudio preliminar podría estimular a otros investigadores del SMSL a estudiar científicamente los efectos fisiológicos del sueño compartido en un entorno doméstico natural.

 

INVESTIGACIONES SOBRE EL COLECHO

     Los efectos fisiológicos del sueño compartido por fin se están estudiando en laboratorios del sueño que se establecen para imitar, tanto como sea posible, el dormitorio doméstico. En los últimos años, casi un millón de dólares provenientes de dinero para la investigación pública se ha dedicado a estudiar el sueño compartido. Todos estos estudios se han realizado sobre madres e hijos/as que van de dos a cinco meses de edad. Estos son los resultados preliminares basados en parejas madre-hijo/a estudiadas en la modalidad sueño compartido contra la modalidad sueño en solitario (Elias 1986, McKenna 1993, Fleming 1994; Mosko 1994):

 

  1. Las parejas que compartían el sueño mostraron despertares más sincrónicos que cuando dormían por separado. Cuando un miembro de la pareja se agitaba, tosía, o pasaba a otra etapa del sueño, el otro miembro también lo hacía, a menudo sin despertar.

  2. Cada miembro del par, a menudo, pero no siempre, tendía a estar en la misma etapa del sueño durante períodos más largos cuando dormían juntos.

  3. Los bebés que compartían el sueño pasaban menos tiempo en cada ciclo de sueño profundo. En caso de que las madres se preocupen porque tendrán menos sueño profundo; estudios preliminares demostraron que las madres que compartían el sueño, en total no tenían menos sueño profundo.

  4. Los bebés que compartían el sueño despertaban más a menudo y pasaban más tiempo mamando que aquellos que dormían en solitario, sin embargo, las madres que compartían el sueño no informaron haber despertado con mayor frecuencia.

  5. Los bebés que compartían el sueño tendían a dormir más a menudo de espaldas o de lado y con menos frecuencia sobre sus panzas, un factor que en sí podría reducir el riesgo de SMSL.

  6. Entre aquellos que comparten el sueño se produce una gran cantidad de contacto mutuo e interacción. Lo que uno hace afecta el comportamiento nocturno del otro.

    A pesar de que se llevan a cabo estos estudios en laboratorios de sueño en lugar de hacerlo en un entorno doméstico natural, lo más probable es que dentro de unos años se estudien suficientes parejas madre-hijo/a para comprobar científicamente lo que las madres perspicaces han sabido por mucho tiempo: algo bueno y saludable se produce cuando las madres y los bebés comparten el sueño.

HISTORIAS DE PADRES QUE COLECHAN: LOS EFECTOS PROTECTORES DEL COLECHO

     He seleccionado las siguientes citas de mi galería de testimonios médicos de mis "asesores". Se trata de madres profesionales que tienen un montón de intuición. Muchas de ellas son además enfermeras pediátricas. Algunas de estas madres dormían con sus bebés, justamente por temor al SMSL. Estas mujeres inteligentes conocen muy bien a los bebés.

 

"Durante los primeros seis meses de vida de Leah, me di cuenta de algunas diferencias dramáticas en su sueño cuando yo no estaba durmiendo junto a ella. Por la mañana, a menudo me levantaba cuando ella aún estaba durmiendo. Dado que tenía el monitor encendido, oía patrones de respiración fuertes e irregulares en lugar de los tranquilos y regulares que tenía cuando dormíamos juntas. Había un cambio definido en sus patrones de respiración después de que yo me levantaba de la cama. Creo que realmente yo la ayudaba a respirar. Tal vez yo era su marcapasos. También noté que cuando tenía cinco meses de edad, y yo me levantaba de la cama después de un rato, se daba vuelta sobre su vientre. Nunca rodó sobre su vientre mientras yo dormía a su lado. Siempre estaba de lado o de espaldas".

 

"Cuando mi bebé dormía conmigo, me daba cuenta de que había momentos en que dejaba de respirar. Yo esperaba, y esperaba, y esperaba y no había ninguna respiración. Cuando sentía que había esperado lo suficiente, yo hacía una respiración profunda. En ese mismo instante, lo mismo hacía Zach! Escuchar mi respiración realmente estimulaba sus impulsos respiratorios".

 

"Nuestra recién nacida estaba monitoreada y dormía en una cuna al lado de nuestra cama. Una noche la oí jadear. Conozco los ruidos de un bebé, y estos no eran ruidos normales. Tan pronto como la levanté y la puse a mi lado en la cama, empezó a respirar con regularidad. Mi pediatra me dijo que yo era sólo una madre nerviosa. Si su respiración no la despertaba, no era un problema. Él me dijo que era mi problema, y que si yo la sacaba de nuestra habitación no la oiría. Seguí acosando a pediatras para realizarle estudios y, de hecho, se descubrió que tenía apnea el dieciocho por ciento de las veces. Cuando ella dormía conmigo me di cuenta de una diferencia. Respiraba conmigo. Mi médico aún pensaba que yo era una mujer loca, nerviosa y dijo que ella iba a estar bien si yo sólo la dejaba en paz".

 

"Cuando mi bebé tenía tres meses de edad, volví a trabajar a tiempo parcial por las tardes. Ella se convirtió en una bebé molesta y lloraba la mayor parte del tiempo que yo no estaba. Para el momento en que se dormía, había llegado a tal estado histérico que lloraba hasta quedarse dormida. Sentía que se había modificado su respiración. Llegaba a casa del trabajo, ponía mi oído al lado de su cuna, y no podía escuchar su respiración. Cada siete u ocho segundos daba una bocanada, y eso era todo lo que podía oír. Tan pronto como la levantaba y me acostaba con ella en la cama, empezaba a respirar con más calma y más regularmente. Continuó esta respiración nerviosa en su cuna durante un mes aproximadamente. Después de eso, dejé el trabajo y dormía con ella todas las noches. Eso fue idea de mi marido. Mis amigos me dijeron que la dejara llorar y que tenía que aprender a dormir sola. La respiración nerviosa que escuché cuando dormía sola en la cuna no era el sueño que yo quería que ella aprendiera".

 

"Mi bebé suele dormir conmigo, pero a veces duerme solo. Cuando duerme solo se despierta después de un rato con miedo. Creo que es ese miedo lo que causa el SMSL."

 

"Mi bebé tuvo un resfriado durante un par de semanas y una noche se despertó en su cuna jadeando y luchando por respirar. Su respiración parecía obstruida, pero después de diez minutos ella estaba bien. La llevé al médico al día siguiente, y él me tranquilizó: 'Nunca hay una señal de advertencia de SMSL. Nunca hay un signo precursor.' Yo me preguntaba, ¿será eso porque la mayoría de los bebés están en las cunas y nadie es testigo de las señales de advertencia?"

 

"Mi bebé tenía un problema respiratorio durante la noche y convulsiones que fueron diagnosticados como síndrome Sandifers con reflujo y trastorno convulsivo. El estudio de su sueño en un hospital universitario fue hecho mientras el bebé dormía solo en su cuna, y mostró una respiración irregular. Le dije al médico que normalmente dormía conmigo, pero él dijo que no haría ninguna diferencia y que quería tratarla con medicamentos y ponerla en un monitor de corazón. En ese entonces tenía cuatro meses de edad. Obtuve una segunda opinión en otro hospital universitario, donde yo les pedí que hicieran el mismo estudio mientras ella dormía conmigo. Mostró resultados normales y los médicos me aconsejaron que dejara el monitor y que no era necesario hacer más nada".

 

"Nuestro bebé respiraba como un tren de vapor cuando dormía solo. Cuando me acercaba y lo tocaba, respiraba normalmente. Cuando lo llevaba a nuestra cama, respiraba normalmente."

 

"No quiero sonar como una psíquica, pero sé que estamos en la misma onda cerebral cuando dormimos juntos. Parece que estamos en armonía nocturna perfecta. Él mama de noche y ni siquiera me despierto. Debido a esto, mi vida es mucho más fácil que con mi primer hijo".

 

"Al principio pensaba que dormir con tu bebé era una locura. Entonces nuestro bebé de diez semanas de edad, fue diagnosticado con reflujo gastroesofágico. Me di cuenta de que no podía dejarlo llorar por la noche. Sería peligroso porque el llanto trae el reflujo. Entonces comencé a dormir con él, y lloraba menos. Ahora estoy tan acostumbrada a sus patrones de respiración que me despierto poco antes que él, o cuando sus patrones de respiración cambian."

 

“Como teníamos dos familiares que habían perdido bebés debido al SMSL, monitoreamos a nuestro primer bebé, y dormía conmigo. Yo reconocía cuando su ritmo respiratorio cambiaba. Mi esposo y yo nos despertábamos segundos antes de que el monitor sonara. Cuando lo palmeaba o acariciaba, volvía a respirar.”

 

“Con mi primer bebé, por miedo a malcriarla, no dormí con ella (ahora pienso diferente), pero dormía a pulgadas de mí en un moisés junto a mi cama. Cuando tenía tres meses y medio, la pasé a una cuna en su habitación. Aquella noche me desperté en medio de la noche con una sensación de pánico y de que tenía que ir hacia ella. La encontré sin respirar. La sacudí y comenzó a respirar nuevamente. Al ser evaluada en un hospital de niños le diagnosticaron períodos frecuentes de apnea, de 10 a 50 cada noche, y nosotros no nos habíamos dado cuenta de esto. Entonces comenzó a ser monitoreada y nuestra vida giró alrededor del monitor. Aún tenía miedo de dormir con ella en mi cama, porque en aquel momento los monitores no tenían alarma de desconexión, y temía desconectarlo yo accidentalmente y no oír si tenía algún período de apnea. Muchas noches la alarma sonaba cada 10 minutos o cada hora. Cuando tenía alrededor de cuatro meses, desesperados por dormir un poco, la dormía en mi pecho, en una silla reclinable. Esas noches todos dormíamos mejor y no sonaba ninguna alarma. Incluso cuando dormíamos separadas, muchas veces me despertaba inmediatamente antes de que sonara la alarma del monitor. Creo que tenía una conexión con ella. Sentía la necesidad de tenerla junto a mí. Creo que amamantarla y tenerla mucho tiempo en brazos durante el día ayudó a darme esa conexión.”

 

“Cada uno de nuestros cinco hijos durmieron en nuestra cama hasta los dos años y medio o tres y medio, cuando eligieron dormir en sus camas. He notado que todos dormían con su cara hacia la mía y si yo giraba mi cara hacia el otro lado, se despertaban. Verdaderamente creo que los bebés y sus madres respiran en sincronía, y cuando uno se agita, el otro también. Siempre me pareció que yo me despertaba con el bebé, y no después de ellos. Creo que esta conexión de respiración es responsable de este hecho.”

 

“Dormí con todos mis seis bebés, y pienso que su respiración era más regular cuando dormían a mi lado. Cuando los observaba dormir solos en la cuna, su respiración parecía más irregular.”

 

"Nuestros ciclos de sueño parecen estar sintonizados. Me despierto unos segundos antes de que ella lo haga.”

 

“Si no hubiera sido por nuestra hija, nunca hubiéramos considerado compartir el sueño. Durante nuestras clases de nacimiento el instructor mencionó, ‘Podrían considerar dormir con sus bebés’. Mi marido y yo nos miramos y dijimos, ‘Suena liberal. De ningún modo, gracias. Tendrá su propia cama en su propio cuarto.’ Una tarde cuando nuestra bebé tenía 20 días de edad, el viento soplaba muy fuerte y hacía que la puerta de su cuarto se golpeara ruidosamente. Pensé que podría estar asustada, así que entré a verla. La encontré gris, cenicienta, lánguida y sin respirar. Pensé que se nos había ido – soy paramédica. La tomé en brazos y comenzó a respirar nuevamente. Luego de estudiarla en monitor varias noches, los doctores concluyeron que ‘tenía numerosos episodios de respiración periódica, como un bebé prematuro de 34 o 35 semanas.’ Más o menos a escondidas, mi médico me dijo: 'Usted podría considerar la posibilidad de dormir con ella y amamantarla durante la noche mientras esté acostada a su lado. Todos nuestros bebés durmieron en la cama hasta que tuvieron entre doce y quince meses de edad, y he oído que la presencia de una madre regula los latidos del corazón de un bebé'. Entonces le dije a mi esposo: "Entre mi instructor de parto, mi líder de La Liga de la Leche, los libros del Dr. Sears, y ahora mi pediatra, tal vez debería reconsiderar este asunto". Ella durmió en nuestra cama los diez meses siguientes, supervisada sólo por mí. Que yo sepa, nunca ha vuelto a tener dificultades para respirar. Cuando la gente decía, 'Oh, ¿ella duerme con ustedes?’ y me dirigía una mirada menospreciante, me limitaba a contestar: "Nuestro médico dice que es mejor porque ayuda a regular su respiración.’ En mis clases en la universidad, me siento tan enojada cuando la gente equipara el dormir con su bebé con "hacer algo diferente". Es natural, como una madre que tiene en brazos a su bebé. Me gustaría que no intentaran hacer de esto una cosa tan liberal. No puedo expresarles cuán fuertemente siento que hizo la diferencia. Nuestro próximo bebé va a dormir con nosotros."

 

De la evidencia anterior, parece que dormir separados no sólo es innatural, sino que incluso puede ser peligroso para algunos bebés. Ponga los nuevos resultados de la investigación, junto con la intuición de sabios padres y pregúntese si el sueño compartido no sólo podría hacer una diferencia psicológica, sino también una diferencia fisiológica a los bebés. Cada año, más y más estudios están confirmando lo que los padres inteligentes han sospechado desde hace tiempo: compartir el sueño no sólo es seguro, sino también saludable para sus bebés. Por lo tanto, dejo a los padres tener en cuenta lo siguiente: si hubiera menos cunas, ¿habría menos muertes en la cuna?

7 BENEFICIOS DEL COLECHO: MEDICOS Y DE DESARROLLO

     No hay un lugar que sea bueno o malo para que el bebé duerma. Dondequiera que duerman mejor todos los miembros de la familia, ésa es la disposición adecuada para usted. Recuerde, más de la mitad de la población mundial duerme con su bebé, y más y más padres/madres en los EE.UU. hoy comparten el sueño con su pequeño. He aquí por qué:

 

1. Los bebés duermen mejor

     Los bebés que comparten el sueño suelen dormirse y permanecer dormidos de mejor manera. Acostumbrarlos a dormir al pecho de la madre o en los brazos del padre crea una actitud saludable ante el hecho de ir a dormir. El bebé aprende que ir a dormir es un estado agradable en el que encontrarse (una de nuestras metas de crianza nocturna).

     Los bebés permanecen dormidos de mejor manera. Póngase en el patrón de sueño del bebé. Cuando el bebé pasa del sueño profundo al sueño ligero, entra en un periodo vulnerable de despertar nocturno, un estado de transición que puede ocurrir tan frecuentemente como una vez por hora, y desde el cual le es difícil volver a entrar por sí mismo en un sueño profundo. Usted es una persona familiar y de apego, a quien el bebé puede tocar, oler y oír. Su presencia transmite un mensaje de "Está bien que vuelvas a dormir". Al no sentir preocupación, el bebé pasa pacíficamente a través de este período vulnerable de despertar nocturno y vuelve a entrar en el sueño profundo. Si el bebé llega a despertarse, muchas veces es capaz de volver al sueño profundo por sí mismo, simplemente porque usted está ahí. Un toque familiar, tal vez unos pocos minutos de amamantarlo, y habrás guiado confortablemente al bebé nuevamente al sueño profundo, sin que ninguno de los miembros de la pareja que comparte el sueño se despierte del todo.

     Muchos bebés necesitan ayuda para volverse a dormir debido a una singularidad en el desarrollo, llamada permanencia del objeto o de la persona. Cuando algo o alguien está fuera de la vista, está fuera de la mente. La mayoría de los bebés menores de un año de edad no tienen la capacidad de pensar que la madre existe en otro lugar. Cuando los bebés se despiertan solos en una cuna, se asustan y con frecuencia no pueden reubicarse de nuevo en el sueño profundo. Debido a esta ansiedad por separación, aprenden que el sueño es un estado de temor para permanecer en él (no es uno de nuestras metas de crianza nocturna).

 

2. Las madres duermen mejor

     Muchas madres y bebés son capaces de lograr la armonía nocturna: bebés y madres sincronizan sus ciclos de sueño uno con el otro.

     Martha señala: "Me despertaba automáticamente segundos antes de que mi bebé lo hiciera. Cuando el bebé empezaba a retorcerse, posaba una reconfortante mano sobre ella y volvía a dormirse. A veces lo hacía de forma automática y ni siquiera me despertaba... "

     Compare el sueño compartido con la escena de la cuna y el cuarto del bebé. El que duerme aparte despierta - solo y tras las rejas. Está lejos de un contacto familiar. Primero se retuerce y gime. Aún fuera del alcance. La ansiedad por separación se establece, el bebé se asusta, y el grito se convierte en un gemido o pedido de ayuda. Este grito desgarrador despierta incluso a la madre que más alejada duerme, quien pega un salto (a veces saliendo del sueño profundo, lo cual lleva a la mayor parte del agotamiento nocturno), y se tambalea a regañadientes por el pasillo. Para cuando la madre llega, el bebé está despierto y molesto, la madre está despierta y molesta, y el consuelo que sigue se convierte en un deber en lugar de una respuesta nutriente automática. Se necesita más tiempo para calmar y volver a dormir al durmiente en soledad, que lo que se necesita para un bebé medio dormido y al alcance del brazo de la madre. Una vez que se duerme el bebé, la madre sigue estando despierta y demasiado molesta para volver a dormirse fácilmente.

     Sin embargo, si el bebé duerme al lado de la madre y ambos tienen sincronizados sus ciclos de sueño, la mayoría de las madres y bebés pueden restablecer la calma rápidamente sin que ninguno se despierte completamente. Ser despertado de repente y por completo, saliendo violentamente de un estado de sueño profundo para atender a un bebé hambriento o asustado, es lo que lleva a la existencia de padres con falta de sueño y bebés temerosos.

 

3. Amamantar es más fácil

    Las madres lactantes más veteranas han descubierto, por supervivencia, que el compartir el sueño hace que la lactancia materna sea más fácil. A estas madres les resulta más fácil poner sus ciclos de sueño en sintonía con sus bebés, que a las madres que dan biberón. A menudo se despiertan justo antes de que los bebés se despierten para alimentarse. Por el hecho de estar ahí, anticipándose a la alimentación, la madre puede amamantar al bebé para llevarlo al sueño profundo antes de que el bebé (y muchas veces la madre) despierte completamente.

     Una madre que había logrado la lactancia armónica nocturna con su bebé compartió la siguiente historia con nosotros: "Unos treinta segundos antes de que mi bebé se despierte para mamar, el sueño parece aligerarse y casi me despierto. Al ser capaz de anticipar su alimentación, por lo general puedo comenzar a amamantarlo justo cuando empieza a retorcerse y tratar de alcanzar el pezón. Conseguir que succione inmediatamente le impide despertar del todo, y luego los dos volvemos a entrar en un sueño profundo inmediatamente después de la alimentación."

     Las madres que experimentan dificultades en la lactancia diurna informan que la lactancia materna se vuelve más fácil cuando duermen junto a sus bebés durante la noche y se recuestan con el bebé para amamantarlo durante las siestas diurnas. Creemos que el bebé siente que la madre está más relajada, y sus hormonas productoras de leche trabajan mejor cuando ella está relajada o durmiendo.

 

4. Es paternidad actual

Compartir el sueño es aún más relevante en el ajetreado estilo de vida de hoy en día. A medida que más y más mujeres, por necesidad, se separan de su bebé durante el día, dormir con su bebé por la noche les permite reconectarse y recuperar el tiempo de contacto perdido durante el día. Como beneficio nocturno adicional, las hormonas relajantes que se producen en respuesta a la succión del bebé, relajan a la madre y la ayudan a descansar de la tensión de trabajo de un día ajetreado.

 

5. Los bebés se desarrollan mejor

Durante los últimos treinta años de observación de familias que comparten el sueño en la práctica pediátrica, hemos notado un beneficio médico que se destaca, estos bebés prosperan. "Prosperar" significa no sólo volverse cada vez más grande, sino también llegar al máximo potencial, emocional, física e intelectualmente. Tal vez sea el toque extra que estimula el desarrollo, o tal vez las tomas adicionales (sí, los/as niños/as que comparten el sueño maman más a menudo que aquellos que duermen solos).

 

6. Padres y niños están más conectados

Recuerde que conectarse es la base de la crianza de los hijos/as, y uno de sus primeros objetivos de paternidad. En nuestra oficina, tenemos un archivo titulado "Los niños/as que salieron bien. Qué hicieron sus padres/madres." Hemos notado que los bebés que duermen con sus padres/madres (la totalidad o parte del tiempo durante los primeros años de formación) no sólo se desarrollan mejor, sino que niños/as y padres/madres están más conectados.

 

7. Reduce el riesgo de SMSL

Nuevas investigaciones muestran aquello que los padres de todo el mundo han sospechado durante mucho tiempo: los bebés que duermen con seguridad junto a los padres/madres son menos propensos a sucumbir a la tragedia del SMSL. Sin embargo, debido a que el SMSL es tan raro (0,5 a 1 caso por cada 1.000 niños), esta preocupación no debería ser la razón para dormir con su bebé.

 

     El colecho no siempre funciona y algunos padres/madres simplemente no quieren dormir con su bebé. Compartir el sueño es una herramienta de apego opcional. No son malos padres/madres si no duermen con su bebé. Pruébelo. Si le funciona y disfruta de ello, continúe. Si no, pruebe otras disposiciones para dormir (una alternativa es la disposición sidecar: colocar una cuna o moisés de colecho al lado de su cama).

 

     Los padres/madres primerizos a menudo se preocupan porque su hijo/a se acostumbre tanto a dormir con ellos que nunca querrá salir de su cama. Sí, si estás acostumbrado a dormir primera clase, serán reacios a ser rebajados. Al igual que el destete del pecho, los bebés se destetan de la cama (por lo general en algún momento alrededor de los dos años de edad). Tenga en cuenta que compartir el sueño puede ser la disposición pensada para la seguridad de los bebés. El tiempo que pasan en los brazos, al pecho, y en su cama es un tiempo muy corto dentro de la vida total de su hijo/a, sin embargo, los recuerdos de amor y disponibilidad duran toda la vida.

 

EL COLECHO Y EL SMSL

     Dado que la investigación sugiere que los bebés en riesgo de SMSL tienen una respuesta de excitación disminuida durante el sueño, parece lógico pensar que cualquier cosa que aumente la excitabilidad del bebé o la conciencia de la madre con respecto a su bebé durante el sueño, puede disminuir el riesgo de SMSL. Eso es exactamente lo que dormir con su bebé puede hacer. Estas son las funciones vitales que cumple la madre que comparte el sueño con su bebé:

 

     La madre actúa como un marcapasos. Una gran parte de mi hipótesis sobre el sueño compartido es que la madre puede actuar como un marcapasos respiratorio para su bebé. Imagínese lo que sucede cuando la madre y el bebé duermen lado a lado. Juntos desarrollan lo que se llama "la armonía del sueño." Ambos miembros de la pareja tienen etapas simultáneas del sueño, tal vez no perfectamente sintonizados y no toda la noche, pero lo suficiente para ser mutuamente conscientes de la presencia del otro sin perturbar su sueño. Debido a esta sensibilidad mutua, cuando el bebé normalmente pasa del sueño profundo al sueño ligero, la presencia de la madre aumenta la excitabilidad y la conciencia del bebé. Como se mencionó anteriormente la falta de excitabilidad o la incapacidad de salir del sueño profundo pueden caracterizar a los bebés en riesgo de SMSL. Incontables veces una madre me ha dicho: "Me despierto automáticamente justo antes de que mi bebé comience a moverse y le doy el pecho para que vuelva a dormir. Normalmente ninguno de nosotros se despierta por completo, y volvemos a quedarnos dormidos rápidamente."

     Mientras observaba a Martha dormir junto a nuestros bebés, me di cuenta de la frecuencia con la que asistía a las necesidades nocturnas de nuestros niños, a menudo sin siquiera levantarse. Varias veces durante la noche arreglaba las sábanas del bebé, lo amamantaba, o hacía aquello que parecía ser lo adecuado para el bienestar del bebé.

    Esta disposición para dormir no implica que una madre debe pensar en sí misma como un salvavidas, montando guardia cada hora de dormir, día y noche, durante seis meses o sentir que es una madre inadecuada si decide no hacerlo. Esta actitud mete miedo y le quita a la noche la alegría de ser padres/madres. Simplemente estoy hablando de olvidar las normas culturales y hacer lo que sale natural. No sienta que usted nunca debe dejar que su bebé duerma solo o que debe irse a la cama temprano con el bebé cada noche. Recuerde que el SMSL es un acontecimiento relativamente raro y no una amenaza nocturna a la vida de su bebé.

 

 

    La madre llena un ingrediente que falta. Durante los primeros meses, la mayor parte de la noche de un bebé se pasa en sueño activo, el estado en el que los bebés se despiertan más fácilmente. Como hemos comentado anteriormente, este estado puede "proteger" al niño contra episodios de parada respiratoria. De uno a seis meses, el tiempo de preocupación primordial sobre el SMSL, el porcentaje de sueño activo disminuye, y el sueño tranquilo, o más profundo, aumenta. El sueño más profundo indica que los bebés empiezan a dormir toda la noche. Esa es la buena noticia. La preocupación, sin embargo, es que a medida que el bebé aprende a dormir más profundo, es más difícil para él despertar cuando hay un episodio de apnea, y aumenta el riesgo de SMSL. A los seis meses, el sistema de regulación cardiopulmonar del bebé ha madurado lo suficiente para que los centros respiratorios del cerebro sean más capaces de reiniciar la respiración, incluso durante el sueño profundo. Pero hay un período vulnerable entre uno y seis meses de edad, cuando el sueño se profundiza aunque los mecanismos de compensación aún no estén maduros. Durante el tiempo en que el bebé está en riesgo, la madre sustituye esta inmadurez. De hecho, la madre duerme como un bebé hasta que el bebé es lo suficientemente maduro para dormir como un adulto. Ese cuerpo cálido junto al bebé actúa como un marcapasos respiratorio, algo así como recordando al bebé que respire, hasta que los mecanismos de auto-arranque del bebé puedan hacer el trabajo por cuenta propia.

LA HIPÓTESIS DEL DR. SEARS SOBRE EL SMSL:

     "Yo creo que la mayoría de los casos de SMSL son un trastorno del sueño, principalmente un trastorno de control de la excitación y la respiración durante el sueño. Todos los elementos de la maternidad natural, especialmente la lactancia materna y compartir el sueño, proveen beneficios para el control de la respiración del bebé y aumentan la conciencia mutua entre la madre y el niño, por lo cual su excitabilidad es mayor y el riesgo de SMSL disminuye."

Artículo original publicado en: http://www.askdrsears.com/topics/health-concerns/sleep-problems/co-sleeping-yes-no-sometimes

Traducción: Felices Criando

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